Qué bien se está en el campo. Qué sensación más espectacular poder respirar el aire puro, andar por un camino rodeados de flores y animales. ¡Oh, mira! Vamos a hacer una pequeña parada…saco unas naranjas y comemos…¡cuidado! hay que tirar la botella a la bolsa para llevárnosla de vuelta, total, el plástico es muy dañino. Mmm qué ricas las naranjas, si, no importa, tira las cáscaras al suelo, las hormigas se las comen, y las servilletas son papel, se pueden tirar también…
Si estáis leyendo esto, igual os parece familiar esta escena, y puede ser que no veáis nada destacable en ella, pero, NO, las cáscaras de naranja no las debemos tirar porque NO, no van a aparecer una horda de hormigas que necesitaban esa comida, ni una garduña ni nada...probablemente pase yo después, o cualquier otra persona, que le decepcione que en el paisaje de encinas, cornicabras y majuelos haya cáscaras de fruta, de una frutería y que alguien se comió pero no recogió. Y como eso, toallitas higiénicas, papel higiénico, servilletas e incluso latas etc...Nos falta mucho para que miremos al campo y podamos estar orgullosos por pensar que cuidamos nuestro entorno, nos falta mucho para ver que el campo se quedó igual que cuando llegamos. Y si, se fastidia la naturaleza, y particularmente ¿ a quién le parece agradable encontrarse con los papeles con los que alguien se limpió? ¿o la basura que fue dejando? y si dudamos en si algo orgánico se puede tirar al suelo o no hay que tener en cuenta una gran frase:
“ Porque sea biodegradable, no quiere decir que no sea biodesagradable”
Procuremos dejar el campo igual si no mejor, que cuando llegamos.
Autor texto: Maika Camero. ¿Somos conscientes?.